La despenalización del aborto o la interrupción voluntaria del embarazo es uno de esos debates pendientes que son bien difíciles y complejos, pero que resultan imposibles de postergar u ocultar por más tiempo. Si queremos vivir en una sociedad abierta y plural, este tema no puede ser un tabú político. Karl Popper contrapuso las sociedades cerradas y abiertas de la manera siguiente: “Seguiremos llamando ‘sociedad cerrada’ a la sociedad mágica, tribal colectivista, y ‘sociedad abierta’ a aquella en la que los individuos deben adoptar decisiones personales”. Una sociedad abierta designa no tanto una forma de Estado o de gobierno, sino un tipo de convivencia humana donde la libertad de los individuos constituye uno de los valores primordiales.
En este sentido, no solo me parece inteligente la decisión política de dar espacio al debate, considero que es todo un síntoma de crecimiento y madurez social. Más allá de la opinión que cada uno de nosotros pueda tener, la apertura y la tolerancia es lo que nos hará mejores y permitirá crecer en todo sentido.
Ahora bien, es esencial dimensionar y comprender la lógica del problema que enfrentamos para abordarlo de una manera razonable. En este sentido, es oportuno hacer referencia al estudio publicado el año pasado por la prestigiosa revista de medicina The Lancet, que presenta un exhaustivo análisis de las estadísticas a escala global. De allí surge una cifra impactante: el 25% de los embarazos son abortados, es decir, uno de cada cuatro. Ese valor se eleva al 34% en nuestra región, Sudamérica. Con solo este dato queda claro que soslayar o postergar esta discusión es de una gigantesca irresponsabilidad.
Según el estudio mencionado, en el año 2014 se practicaron unos 56 millones de abortos a nivel mundial, de los cuales 50 millones se realizaron en países en vías de desarrollo, en los que mayoritariamente el aborto está penalizado por la ley.
Las cifras son más contundentes cuando uno observa la evolución reciente: en el mundo desarrollado la cantidad anual de abortos realizados se redujo en 5 millones respecto de los niveles de 1990. En ese mismo período, en los países en desarrollo aumentaron en 11 millones.
Atendiendo al aumento poblacional, es necesario traducir esas cifras en términos proporcionales. De acuerdo con el informe de The Lancet, la tasa de abortos (cantidad de casos por cada mil mujeres de 15-44 años) disminuyó notablemente en el mundo desarrollado, mientras que se mantuvo estable en los países en desarrollo. En el que solemos denominar Primer Mundo se pasó de una tasa de 46 a 27 entre 1990 a 2014, en tanto que en el mundo en desarrollo se mantuvo casi estable, de 39 a 37. (ver cuadro al final de la Nota)
Cuando se analizan las tasas en función de la penalización o no de la interrupción voluntaria del embarazo, los datos son esclarecedores. En aquellos países donde el aborto está totalmente prohibido o solo se permite para salvar la vida de la mujer, la tasa es de 37 (por mil mujeres de 15-44 años de edad). En países en los que el aborto es accesible a demanda esa tasa es de 34.
Como puede verse, no existe correlación entre marcos legales prohibitivos y una disminución de las interrupciones voluntarias de embarazos. Con lo cual, uno de los grandes temores que surgen a la hora de despenalizar la interrupción del embarazo queda neutralizado. Por el contrario, estas cifras nos deben alentar a legislar de modo tal que mejoremos las condiciones de seguridad en las que se realizan hoy estas intervenciones, evitando su clandestinidad y mejorando su accesibilidad para garantizar así la salud física y mental de miles de mujeres.
Aun con las dificultades de no contar con estadísticas muy certeras, diferentes fuentes coinciden en que llegarían a 500 mil las interrupciones de embarazos anuales en nuestro país. Esto nos indica la magnitud del problema que enfrentamos localmente, que guarda una relación bastante similar a lo que ocurre a nivel global y regional. Nuevamente, la prohibición o la penalización del aborto no han servido aquí tampoco para frenar su práctica; en cambio, lo que realmente provoca es una intervención de alto riesgo y con profundas disparidades en su calidad acorde con la capacidad socioeconómica de quienes necesiten acceder a ella.
Ante las cifras mencionadas, me resulta bastante obvio que el abordaje penal dado hasta ahora ha resultado en un gran fracaso que conlleva un serio riesgo para la salud de una enorme cantidad de mujeres. Es imprescindible que nuestro país revise su normativa en esta materia para encuadrarla en una política sanitaria acorde con las recomendaciones que la Organización Mundial de la Salud (OMS) realiza, alentando a los gobiernos a que eliminen las barreras regulatorias que hoy impiden el acceso a la atención sanitaria para un aborto sin riesgos y su prestación oportuna. Si logramos sacar de las sombras esta realidad, reconocerla en su verdadera dimensión, estaremos en condiciones de brindar una respuesta que esté a la altura del reclamo y del dolor de tantas mujeres y familias argentinas.
El autor es diputado nacional, Cambiemos.
Nota de Opinión de Juan Carlos Villalonga en Infobae, 01 de marzo de 2018.
me parece muy bueno, que el debate de la despenalizacion del aborto sea encarado en forma general y profunda en la camara de legisladores….
lo que Cali Villalonga, no menciona en ningun momento, es – que si se practican alrededor de 500.000 abortos en Argentina,por anho. las mujeres que fallecen en este acto clandestino….muchas veces ya son madres de varios ninhos…y no solo sufre la familia esa muerte, sino que los ninhos quedan huerfanos de madre…que en la situacion actual en Argentina, de parejas que se arman y desarman en forma reiterada, es como si quedan huerfanos de ambos lados, ya que sobre las mujeres recae la mayor responsabilidad de alimentar, vestir y educar a sus hijos…..
Creo entender lo que decís y no lo desconozco. Sucede que en lo acotado de todo artículo uno se debe focalizar en unos pocos aspectos sin poder extenderse en cada una las aristas que plantea, en particular, este tema. De todos modos, esa es la razón por la que me refiero a la necesidad de garantizar la “salud física y mental de miles de mujeres” y procuro poner el acento en “brindar una respuesta que esté a la altura del reclamo y del dolor de tantas mujeres y familias argentinas”.
Gracias por tu comentario.
Excelente planteo
Gracias!
Me parece bien que se debata sobre este tema. Por mi parte veo que las estadísticas aportadas son interesantes en cuanto a los datos a nivel local y mundial. Ahora no dice nada sobre el posible asesinato y/o homicidio que se produce cuando un feto es literalmente “destrozado” dentro de un vientre materno. No es motivo de debate este tema especifico o al menos yo no lo noto, sino todo el contexto social en que hoy se practica el aborto, con los riesgos que implica. Por lo tanto a mi PERSONALMENTE no me parece positivo que el aborto sea una “patologia” de la cual deba hacerse cargo el Estado. Me inclino mas por una campaña de educación sexual intensa que pregonar un homicidio (que eso es lo que es). Distinto sería cuando la vida de la madre este en peligro. Hace unos días nos escandalizamos por la bestial definición del diputado provincial por Buenos Aires Marcos Di Palma, pero si analizamos el concepto, el mismo tiene razón.Se corre el riesgo de incentivar, sobre todo a los adolescentes, a no cuidarse en virtud de que si ocurre algun embarazo no deseado, el mismo se pueda interrumpir sin problemas, asesinando al feto.
Desconozco si la politica que se pretende impulsar con la legalizacion del aborto, tiene que ver también con el control de la natalidad tal cual en alguna parte del documento creo observar. Este punto de ser cierto, tampoco estoy de acuerdo y opto por la concientizacion y la educacion sexual, sobre todo en los colegios. Muchas gracias
Edelmiro, la nota procura mostrar el tema desde la óptica de la salud pública. Así es como es tratado el análisis estadístico de la publicación de The Lancet así como en los informes citados de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las opiniones de algunos personajes como el que mencionás nada tienen que ver conmigo ni con ninguna de las fuentes mencionadas en la nota.
Gracias por el comentario.
Resulta positivo darnos como sociedad la oportunidad de debatir, ejercer la libertad que tanto declamamos, permitir que se escuchen otras voces, otras maneras de pensar el aborto; respetar las diferencias y las distancias que hay veces estas conllevan. Legalizar el aborto en un país como el nuestro donde ni siquiera la democracia es real, donde la libertad de expresión y pensamiento todavía lucha por hacerse efectiva, donde la corrupción es la ley no escrita que regula toda ley en los mecanismos internos institucionales del Estado; desde esta realidad, donde la inclusión social, política, es una expresión de deseo y el cinismo de quienes están incluidos en el mundo administrado del Estado es demoledor: con ese mundo saturado y superpoblado de asalariados estatales donde ni la educación es posible, abortar viene a ser una medida de ahorro, ajuste presupuestario, hace más operativo y eficaz al Estado, nos facilita seguir robando, justifica a miles y miles de serviles, inútiles, corruptos que están diseminados en cientos de dependencias, estructuras, oficinas, instituciones, que deberían hace tiempo haber generado otro contexto de salud social, inclusión, respeto a la mujer, a la vida, etc. Ojala se escuchen y se respeten todas las voces y puntos de vista; las leyes en Argentina, un país plagado de leyes, no cambian nada. Vesos.
La iniciativa por la despenalización del aborto surge del reclamo proveniente de la sociedad civil mucho antes que de la dirigencia política. Me parece importante este punto.
Nuestro país está atravesado por múltiples problemas y desafíos, es difícil trazar una línea de prioridades que defina qué va antes o después, más bien debemos procurar comenzar a atender muchos frentes y múltiples agendas, dado que el sufrimiento, la postergación y la falta de respuesta a las necesidades se dan en muy diversas áreas y facetas de la sociedad. Creo que el desarrollo social se debe dar, paso a paso, en todos los frentes: Económico, transparencia, corrupción, derechos sociales, educación, etc. En todos debemos mejorar y en todos podemos avanzar algo.
Gracias!