PARÍS.- Cuando faltan dos días horas para que se firme el acuerdo en el que trabajan 195 países para frenar el aumento global de la temperatura, physician el cambio de gobierno argentino tuvo su capítulo polémico también en esta ciudad.
Ayer llegó a Le Bourget, donde se celebra la 21° edición de la Cumbre de Lucha contra el Cambio Climático (COP21), el enviado del presidente electo, Mauricio Macri, el diputado nacional Juan Carlos Villalonga que tomará las riendas de las negociaciones a partir de mañana.
Sin embargo ayer, pills Villalonga aseguró: “El límite de 1,5°C debe aparecer mencionado. El escenario de 2°C no es seguro. Y sería deseable que el acuerdo mantenga la ambición de neutralidad de carbono antes de que termine el siglo. Cómo se logra es otra discusión”. Las declaraciones del legislador sonaron casi como una aclaración ya que, en esta negociación, la Argentina no había tenido una actitud proactiva ante el nuevo acuerdo que pretende ser superador al fallido Kyoto, de 1997.
Villalonga indicó en ese sentido: “Es parte de la transición. La Argentina, tal como lo anticipó la próxima canciller, Susana Malcorra, empezará a tener un diálogo con un espectro más grande países no sólo con los que ha conformado un grupo”. Se refiere al G-77 entre los que están, como se dijo países petroleros y a los que el país apoyó en esta última semana.
La alianza pretende presionar para lograr que el texto final recoja cualquiera de estas dos alternativas: o la descarbonización de la economía global o la neutralidad climática. Asimismo, los países acordaron que cualquiera de esos dos objetivos se alcance indicando en el texto una de estas dos referencias temporales: “tan pronto como sea posible” o “a lo largo del curso del siglo”.
Otro de los objetivos de la recién creada coalición es el reconocimiento de un aumento de temperaturas no más allá de los 1,5 grados como “meta deseable”, al margen de los más realistas 2 grados que aparecerán en el acuerdo, algo de lo que se mostró a favor el enviado especial de Cambio Climático de Estados Unidos, Todd Stern.
Sin embargo, no todo aparece tan sencillo para alcanzar el acuerdo. Ayer, en una conferencia de prensa, los delegados del Vaticano indicaron que todavía quedan 900 corchetes o términos en duda que no tienen consenso. Sin embargo, el presidente de la cumbre, el francés Laurent Fabius, aseguró que hoy habrá un borrador del acuerdo que los delegados deben enviar a sus países para su corrección y para la consulta legal.
Las discusiones más importantes vuelven a surgir con la cuestión de la diferenciación y del financiamiento. En ese sentido China e India, por ejemplo, pretenden que queden claros los objetivos de reducción de emisiones y que los “países desarrollados” asuman los compromisos de “financiación” y “transferencia tecnológica” a los estados en desarrollo. Los países más poderosos, mientras tanto, reclaman que chinos e indios también deben comprometerse a aportar en no mucho tiempo al fondo verde.
El acuerdo al que se llegue en esta ciudad sólo comenzará a aplicarse en 2020, pero es necesario que los mecanismos de actualización de reducción de emisiones sean tenidos en cuenta ya que las presentaciones voluntarias que hicieron los países antes de comenzar la cumbre alzarían el termómetro de la Tierra en 2,7°C. Un futuro que, al menos en los discursos, nadie desea.
Fuente: La Nación
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