El único tren que no pueden matar

Esta semana Omar Cerasuolo fue motivo de nota en La Nación. Aprovecho ese artículo como continuidad del comentario que realicé anteriormente sobre “El Tren Fantasma”.

Cali

Protagonistas de la radio
Por Alicia Petti
Omar Cerasuolo: rock, folklore y mucho más

Una de las voces más reconocidas del medio habla de su larga trayectoria al frente de ciclos como El tren fantasma y Los intérpretes
Lunes 8 de setiembre de 2008

Con 63 años y más de 33 en el micrófono, Omar Cerasuolo es una voz muy significativa en el dial, tanto de AM como de FM. Fue el conductor de El tren fantasma , ciclo que marcó un hito en el medio, y junto con Antonio Carrizo participó en un programa de música clásica de gran repercusión como Los intérpretes ; formó un combo nocturno imbatible en Continental, con Víctor Hugo y Alejandro Dolina; fue fundador, en 1999, de La folklórica (FM 98.7) en la que conduce el espacio diario de 9 a 12, y donde además de su palabra y su música, la poesía ocupa un lugar singular.

-¿Qué es La folklórica presenta a Omar Cerasuolo?

-Es un entretenimiento armado sobre la raíz de la música folklórica, pero modelo 2008. Contempla lo tradicional y lo contemporáneo. Para mí, son tan contemporáneos Almafuerte y Yupanqui, como Barrientos o Teresa Parodi. Ese es el contenido musical. Y lo otro es un espacio armado sobre la base de elementos de la vida cotidiana, la realidad, la información, desde una óptica del rock. Estamos fuera de libreto. Hoy, por ejemplo, hablamos de tribus urbanas. La gente no tiene idea de la cantidad de tribus urbanas que hay. Es más, hubo una sola grande, que fueron los hippies. Pero ahora están floggers y emos . Eso sí, la radio ganó: ya quedó muy viejo el walkman y todos los soportes, como el vinilo y el casete. Hoy es tan veloz el avance de la tecnología que ha logrado que cualquier contenido o legislación quede viejo. Ningún aparato de producción puede llegar a la velocidad de la tecnología. El MP3 y el MP4 le dictaron la partida de defunción a la AM. La AM ya no se escucha más en los conglomerados urbanos por un sistema técnico. La FM sí, porque va vía satélite, de la misma forma que los celulares. Vos te comprás un celular cualquiera y nuestra 98.7 sale como si fuera un parlante gigante. Vos, a la hora de buscar en el dial tu radio, te quedás en la que suena bien.

-¿ Cómo fueron tus inicios?

-Tras toda una experiencia recorriendo y trabajando en distintos lugares de América latina, siendo egresado del Iser gané un concurso para el turno de locutor de la trasnoche de Radio Nacional. Todo esto devino en un programa que causó revuelo en su momento: Los habitantes del sonido . Ahí estábamos con Renán, con Juan Carlos Saravia, con César Mascetti. Poníamos la poesía de Benedetti cuando no se podía. A ese programa lo levantaron los militares. Pasé luego por Mitre y después rendí el concurso en Nacional. Me pusieron un mes de locutor suplente en El clan del aire. Después se crea la FM Rivadavia (FMR) y ahí hicimos Los intérpretes, con Antonio Carrizo, que fue un programa que se dio el lujo de financiarse un auditorio de verano, comprarse pianos de miles de dólares y grabar discos. Los intérpretes le arrebató el trono de la música clásica de Nacional. Ahí me empecé a relacionar con Daniel y Marcelo Morano. Ellos tenían, aparte, un programa que se llamaba Cerdos y peces , que era El expreso imaginario en AM. Daniel es el que fundó El tren fantasma y me eligió como locutor. Grinbank dice que la Rock & Pop nació en El tren en 1982. Hay cosas de ese programa que no pudieron ser superadas. Por ejemplo, los armados de las cortinas. Hoy, por la tecnología, se puede llegar a donde quieras, pero nosotros lo hacíamos con una máquina precaria. Y en el ciclo poníamos a Rolling Stones, AC/DC, Kraftwerk, U2. Fijate que al programa venía de panelista Miguel Abuelo y traía a su hijo, Gato Azul. También venía Luca Prodan. Los Cadillacs eran entonces un grafiti en el Hospital Alemán. Nosotros inauguramos el Café Einstein, con una banda que manejaba Daniel, Alfonso S Entrega. Me interesa destacar que el nuevo proyecto en el que trabajan Daniel Morano y Daniel Grinbank es una radio en Internet con este programa y en tira que, por supuesto, volveré a conducir.

-¿Cómo se produce tu llegada al folklore?

-Creo ser un entretenedor de raza. Así como formé parte de un exitoso programa de música clásica y vengo de la cultura rock, amo el cuarteto. Fui animador de estos recitales y de festivales de doma y folklore. Vengo de la época de la guitarreada, del surgimiento de Cosquín. Y trato de formarme para tener contenido. No me interesa fanfarronear, lo que quiero es dar información precisa. El tema folklórico como tal es una cuestión de género. La canción folklórica es una estructura que tiene que ver más con lo rural. Se ampara en eso para hacer la composición. El folklore también es tango, pero el tango es urbano. Y el folklore también es rock, pero el rock es urbano, salvo las excepciones de León Gieco y Bruce Springsteen. No tendría que haber esa diferenciación, que es más marketinera que otra cosa. Ese tipo de preconceptos sólo existen para alimentar una industria para hacer después las bateas. Cuando en 1993 empecé a publicar mis poemas, no sabía dónde ponerlos. Pero figuraban, y siguen reeditándose. Hay lecturas que son clásicas. Entran las chicas a las fiestas de quince y suena “Quiero hablarte, pimpollo” [uno de sus poemas más populares]. Ya vi los poemas en YouTube.

-Sos un pionero en la lectura de poemas en la radio…

-No hay nada más salvífico que la poesía. Es la gran comunicación con arriba ¿O tu mamá no te acunaba con un cantito rimado? Empecé a hacer poesía porque pensé qué podía hacer que ya no hubiera en el medio. Buscando en el dial, me encontré con que faltaba poesía.

-¿Por qué el folklore se escucha tan poco en radio?

-Como negocio, es el más grande de la Argentina, pero está mal encarado como estructura de difusión. Cuando van a hacer un programa de radio y televisión de folklore, lo hacen sobre la pauta de las cosas arcaicas y tradicionales. Acá se encasilló mucho al folklore. Igual, aunque se difunde poco, nadie vende como el Chaqueño Palavecino ni llena más estadios que Jorge Rojas. Está lleno de recitales de folklore y los recitales convocan miles de personas, pero los medios no se han adaptado a este tiempo. Incluso, dentro de los folkloristas, cuesta encontrar gente que difunda para captar al gran público. Ya que avanza tanto la técnica, habría que hacer un cambio en cuanto a la forma del contenido. Ponerlo en un lenguaje entendible y sacarle esa rigidez gaucha. De alguna manera, los del campo, con el conflicto, intentaron acercar una forma de país que los de la ciudad entendieron. Hay que poner al folklore en el modelo 2008.

Compartir