Siguiendo la línea de la entrada anterior respecto de lo que un país como Argentina debería realizar como tarea responsable frente al cambio climático, quiero señalar ahora un paso significativo para el corto plazo.
Tal como lo expresé en un anterior post, se trata de firmar el Acuerdo de París el próximo 22 de abril (Día de la Tierra) en New York. Esa ceremonia, mediante la cual se abre a la firma el Acuerdo de París, debe tener la fuerza simbólica y la potencia política que este Acuerdo necesita para que sus resultados puedan estar a la altura del desafío climático que enfrentamos y que nos hemos propuesto en París: “Mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 ºC con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 ºC con respecto a los niveles preindustriales, reconociendo que ello reduciría considerablemente los riesgos y los efectos del cambio climático” (Artículo 2, Acuerdo de París).
Se trata de no perder el pequeño pero vital impulso logrado en la noche del 12 de diciembre del año pasado cuando se logró el histórico Acuerdo de París, uno de los hitos más importantes desde 1992 para acá, desde la adopción de la Convención.
Por eso es tan importante que este paso simbólico represente el máximo compromiso político de la comunidad internacional.
Se dará un paso enorme si ese día se convierte en un acto con gran presencia de presidentes que expresen a la comunidad internacional comprometida con el proceso en marcha.
Según su Artículo 20, “El presente Acuerdo estará abierto a la firma y sujeto a la ratificación, aceptación o aprobación de los Estados y de las organizaciones regionales de integración económica que sean Partes en la Convención. Quedará abierto a la firma en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York del 22 de abril de 2016 al 21 de abril de 2017, y a la adhesión a partir del día siguiente a aquel en que quede cerrado a la firma. Los instrumentos de ratificación, aceptación, aprobación o adhesión se depositarán en poder del Depositario”.
Este paso se irá a cumplir, afortunadamente, ya que sabemos por la información oficial que el presidente Mauricio Macri estará en la ceremonia de New York el 22 de abril. Me parece un gesto trascendente para abandonar un papel pasivo y oscuro que tuvo Argentina en estos últimos años. Luego deberá venir la ratificación del Acuerdo por parte del Congreso Nacional. Les recomiendo esta nota sobre este punto.
Afianzar el Acuerdo de manera rápida consolidará los diversos procesos que deberán realizarse y fortalecerse antes del 2020, fecha en la que el Acuerdo debería ya estar en vigencia. Tales procesos incluyen las revisiones de las metas voluntarias (INDC) presentadas hasta hoy en función del conteo global de los compromisos.
Además, recordemos que su entrada en vigencia no es automática, sino que, como dice su Artículo 21 “El presente Acuerdo entrará en vigor al trigésimo día contado desde la fecha en que no menos de 55 Partes en la Convención, cuyas emisiones estimadas representen globalmente un 55% del total de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, hayan depositado sus instrumentos de ratificación, aceptación, aprobación o adhesión”.
Mientra esto ocurre deberá acelerarse las acciones tempranas, pre-2020, de las que ya hablé en la entrada anterior , porque los próximos 5 años son vitales, como ya seguiremos viendo.
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