¿Cómo se puede consolidar la acción climática temprana?
En primer lugar, el horizonte temporal en el que debemos enfocarnos va desde el presente hasta el año 2030. Son los cruciales próximos 15 años: el período pre-2020 y la vigencia del Acuerdo de París.
El Acuerdo de París supone y necesita que las acciones comiencen de manera temprana, es decir, en el período pre-2020. De otro modo, se dificultará mucho alcanzar las metas pautadas para cumplir con el propio Acuerdo.
Este período de 5 años que comenzamos a transitar es crucial para que las curvas de emisiones comiencen a desacelerarse e incluso comiencen a estabilizarse. Para este período existen algunos acuerdos y convocatorias para incentivar la acción temprana. Lamentablemente, ninguna de estas herramientas posee una gran contundencia para incentivar a la acción.
La herramienta más sólida en términos legales para este período pre-2020 es la llamada “Enmienda de Doha”. Una enmienda que extiende la vida útil del Protocolo de Kioto (PK) para un segundo período de compromiso. Este nuevo período es 2013-2020. La enmienda se adoptó en el año 2012 en la COP18 realizada en Doha, Dubai. Les recomiendo leer “Desafío: Doha no fue un fracaso”. Allí puse algunas de mis impresiones de aquel diciembre de 2012.
Esta enmienda, legalmente vinculante, lo que hace es modificar el Anexo B del PK estableciendo nuevas metas de reducción de emisiones para cada país para este nuevo período. Se trata, entonces, de un anexo de países industrializados aunque con varias bajas respecto del anexo original del Protocolo, puesto que ya no están los que nunca lo ratificaron, los que se bajaron luego o los que no se sumaron a la enmienda.
Se puede leer en español el documento “Enmienda de Doha” aquí.
La acción de los países industrializados pre-2020
Mientras el PK se propuso, básicamente, lograr una reducción del 5% de las emisiones del mundo industrializado para el período 2008-2012 respecto de las emisiones del año base 1990, la “Enmienda de Doha” procura aumentar esa reducción al 18% en este nuevo período, 2013-2020.
No emerge de esta Enmienda ninguna obligación de reducción de emisiones, por ejemplo, para nuestro país, puesto que se focaliza en el Anexo I de la Convención, los países industrializados. Aún así, Argentina forma parte del acuerdo y aprobó esa Enmienda durante el 2015 como país parte del Protocolo de Kioto.
Argentina ratificó la Enmienda de Doha a través de la ley 27.137 (29/4/15) y la secretaría de la Convención aceptó nuestra adhesión el 1/12/15. Este paso es muy importante ya que la Enmienda entrará en vigor cuando 2/3 de los países miembros del PK la hayan ratificado, esto representa unos 144 países. Hasta ahora han ratificado la enmienda sólo 53 países.(1)
Cuando se observa el estatus de ratificación de la Enmienda de Doha, se puede ver que muchos países de la región de América latina aún no lo han hecho. Este es un proceso que debe acelerarse y Argentina tiene allí un rol que cumplir. (Ver status de ratificación aquí)
Ahora bien, alguien puede preguntarse ¿para qué consolidar un Protocolo de Kioto que ha fracasado? He aquí donde uno debe saber distinguir qué es lo que realmente ha fracasado y qué es lo que aún está en pie y debe ser fortalecido dentro del marco de estas difíciles y duras negociaciones.
Que Doha entre en vigencia es consolidar, a través de un acuerdo legalmente vinculante, que el esfuerzo inicial de mitigación les corresponde al mundo desarrollado; es consolidar en un acuerdo operativo el tantas veces declamado principio de “responsabilidades comunes pero diferenciadas”. Es consolidar un proceso que se inició en 1992 con la adopción de la Convención y que debe ahora desembocar con fortaleza en el inicio del Acuerdo de París. Es muy bueno que Argentina haya ratificado la Enmienda de Doha y debe ser ahora un activo promotor de su pronta entrada en vigencia.
¿Qué pasó con las emisiones del mundo industrializado o Anexo I?
Uno puede decir que el Protocolo de Kioto ha fracasado porque no pudo lograr fortalecerse y, por el contrario, fue perdiendo apoyos, inicialmente el de Estados Unidos. El Protocolo significaba un esfuerzo mínimo de reducción de emisiones pero puso al mundo en un camino correcto, ese camino no fue recorrido con la intensidad y la velocidad que se necesita. Es decir, la intensidad de los compromisos iniciales no se profundizaron y hubo estancamiento. Uno puede decir que el Protocolo de Kioto, en términos políticos, no fue la locomotora que todos esperábamos que fuese.
Sin embargo, si miramos lo sucedido desde 1992 para acá en materia de emisiones, los números muestran un cumplimiento de los objetivos propuestos tanto por la Convención como por el propio Protocolo de Kioto. Objetivos modestos, pero objetivos cumplidos. Quiero señalar esto porque cuando se habla de “fracaso” a veces se confunde todo y podemos estar dando la sensación de que las metas propuestas no fueron cumplidas. Los objetivos de estabilización y de reducción de emisiones para el mundo industrializado se han cumplido.
El primero objetivo de estabilización de emisiones para los países industrializados lo estableció la Convención en 1992. Allí se indicó que el mundo desarrollado debía retornar a los valores de emisión de 1990 para el final de ese decenio (2000). Luego, el Protocolo de Kioto (1997) estableció el objetivo de que los países industrializados redujesen, en conjunto, un 5% sus emisiones para el periodo 2008-2012 respecto del nivel de 1990.
Ahora la Enmienda de Doha procura que se llegue a un 18% de reducción durante el período 2013-2020 respecto del año base 1990. Luego, el Acuerdo de París deberá promover reducciones globales durante el decenio 2020-2030 aún sin porcentajes globales aún definidos.
Un esquema del funcionamiento de estos compromisos sería el siguiente:
Ahora si observamos la curva de emisiones agregadas de los países Anexo I podemos ver que en el año 2000 las emisiones se encontraban un 5% por debajo de las de 1990 y en el año 2010 (2008-2012) un 14% por debajo de las de 1990. Es decir que se superó la meta de la Convención y se superó la meta del Protocolo de kioto, a pesar del incumplimiento de algunos países en particular.
La tarea inmediata es fortalecer la acción de Doha y las acciones de los que están afuera de la enmienda para que la curva del Anexo I tenga un decrecimiento más pronunciado.
Luego sigo por lo que corresponde a los países no Anexo I, es decir, nosotros.
(1) ACTUALIZACION (26/8/16): actualmente 66 países han ratificado la Enmienda de Doha
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