Quiero retomar una serie de notas en las que vengo repasando la crítica situación por la que estamos atravesando en relación al Cambio Climático. A modo de continuidad de ese trabajo, quiero compartir algunos datos que vengo señalando en diferentes conferencias y ocasiones en las que me ha tocado exponer sobre la actualidad del cambio climático.
Sin duda el aspecto central de esta discusión es la cruda realidad que se impone cuando uno observa lo que la ciencia nos indica en relación a cómo debemos actuar para mitigar el cambio climático. Más allá de discusiones políticas, especulaciones , marchas y contramarchas, hay una una ciencia climática que es imposible ignorar. Hacerlo es una irresponsabilidad gigantesca.
Más allá de acuerdos y decisiones políticas internacionales, hay una lógica climática que correlaciona de manera bastante precisa nuestras emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) con la suba de la temperatura global. A esta altura de la historia y del desarrollo de la ciencia climática, esta lógica climática tiene sólidas bases como para guiarnos a adoptar las decisiones correspondientes.
Es sabido que la comunidad internacional ha adoptado a través del Acuerdo de París el límite de los 2°C como el valor al cual debemos limitar la suba de la temperatura global. Ya he explicado aquí mismo la denominada “lógica del carbono”. Sintéticamente, el IPCC en su V Informe (AR5) publicado en 2013 indicó que para mantenernos debajo de los 2°C (con una probabilidad del 66%) deberíamos limitar la concentración de CO2 en la atmósfera en aproximadamente 450 ppm (partes por millón). Según la estimación del IPCC, esa concentración se alcanza si emitimos o incrementamos el CO2 presente en la atmósfera en una cantidad que ronda los 2.900 GtCO2.
Es decir que los 450 ppm se alcanzan incorporando 2.900 GtCO2 por sobre la cantidad de CO2 naturalmente presente en la atmósfera, siempre tomando como referencia la composición de la atmósfera antes de la revolución industrial.
Ahora, el cálculo del CO2 ya emitido, desde la revolución industrial hasta nuestros días es de unos 1.900 GtCO2.
Nos quedan tan sólo 1.000 GtCO2 para emitir si queremos permanecer debajo de los 2°C. Ahora este cálculo realizado por el IPCC da cuenta de las emisiones hasta el año 2011. Es decir, desde el 2011 hasta la actualidad hemos estado emitiendo CO2 a la atmósfera, o sea consumiendo ese “budget” de CO2, que al 2011 era de 1.000 GtCO2.
¿Cuanto nos queda del budget de carbono? ¿cuanto podemos seguir emitiendo si queremos respetar el límite de los 2°C?
En el mes de junio se publicó en el sitio de “Nature. International Weekly of Science” un artículo que procura dar esa respuesta y estimar cómo debería ser la evolución de las emisiones para no exceder dicho budget.
En dicho artículo se hace referencia a un informe preparado por un grupo de investigación en el que muestran que si las emisiones continúan creciendo más allá del 2020 el objetivo de París no podrá ser cumplido. Más aún, las emisiones deben comenzar a reducirse a escala global fuertemente a partir del año 2020. La verdad, nada novedoso, sólo que los tiempos se nos acortan velozmente.
De los diferentes cálculos que pueden hacerse para estimar el budget que nos queda, se puede adoptar la media de unos 600 GtCO2. Si tenemos en cuenta que emitimos anualmente 41 GtCO2, ese budget lo agotamos en unos 15 años. Es claro que tenemos que comenzar a reducir radicalmente las emisiones de modo que podamos estirar ese presupuesto al máximo posible. De ese ejercicio surgen las siguientes curvas de emisión.
Observemos que la línea amarilla se realiza tomando un budget de 600 GtCO2 y comenzando la reducción de emisiones globales en 2020. La misma implica CERO emisiones de CO2 para el año 2040.
Si estiramos el budget hasta 800 GtCO2, por supuesto asumiendo una probabilidad menor de permanecer debajo de los 2°C, tenemos la línea amarilla discontinua, la misma nos lleva a CERO emisiones para el año 2050.
Es decir, siendo muy generosos a la hora de estimar el budget de carbono disponible, tenemos tan sólo 3 años para cambiar la tendencia de las emisiones globales, es decir que el pico de las mismas se produzca a mas tardar en el 2020. Luego debemos llevar esa reducción a la neutralidad de carbono para el año 2050.
Significa que, entre otras cosas, debemos cambiar radicalmente las fuentes energéticas basadas en hidrocarburos por fuentes de cero emisiones. Los hidrocarburos (petróleo, gas y carbón) hoy representan casi el 81% del consumo global de energía. En definitiva, tenemos que realizar una veloz transición energética en tan sólo 35 años que nos permita abandonar la era del petróleo.
¿Lo podremos hacer?
Cali
Todavía no hay comentarios.